miércoles, 28 de octubre de 2009

Perú al fin...

Por fin logré el conjunto de variables necesarias, Julio y yo con vacaciones, la temporada baja (si es que esto existe eso en Perú) pero que alcanzará la primavera y temporada seca de la sierra, buenas tarifas...listo.

Casi no subimos al avión, los boletos sujetos a humillación estuvieron a punto de hacer de las suyas, pero cuando alcanzamos aunque sea sillas de emergencia sentí el alivio de saber que lograría llegar a Lima esa tarde. Lima nos recibió con su conocido color gris (Lima la gris), dicen que Lima tiene el cielo encapotado 9 meses al año, siempre nublado pero nunca llueve. Después de dejar maletas, salimos a recorrer Lima, el tour estuvo comandado por la mamá de mi vecina peruana a quien sólo había visto una vez antes de verla en Lima, pero que nos trató como si fuéramos grandes amigos de la familia.

Salimos a recorrer la Lima nocturna, la plaza de armas y la catedral con su iluminación nocturna, los barrios San Isidro, Barranco y el clásico Miraflores de la niña mala de Vargas de Llosa. La noche cerró con unos deliciosos pisco sours, cebiche, causitas, pulpo, conchitas a la parmesana...mmm sólo de recordar se me vuelve a hacer agua la boca. La cocina peruana merece todos y cada uno de los halagos como mejor gastronomía del mundo(con todo y que amo la gastronomía nacional), los sabores, los ingredientes son únicos...
El día siguiente fue para tomarle muchas fotos a Lima y prepararnos para el viaje a Cusco. Nos esperaba la capital del imperio inca.

Sabíamos que ibamos a llegar a una altura de 3400 msnm y que era posible que sufrieramos el soroche o mal de montaña. El primero en mostrar síntomas fue Julio. Una vez que empezamos a caminar para recorrer la ciudad, paraba en cada esquina a tomar aire y corazón parecía que se le iba a salir en cualquier momento. Así que decidimos tomar una pausa para apreciar la plaza de armas y la catedral con calma y acompañar el momento con las bebidas que nos acompañaron durante todo el viaje...chicha morada (yo le llamé la jamaica inca aunque sea de maíz)y cerveza cuzqueña. Una vez descansaditos seguimos recorriendo las calles de Cusco llenos de cimientos incas, piedras enormes ensambladas perfectamente en un rompecabezas tridimensional. Llegó la noche y con ella mi propio soroche, afortunadamente la cama ya estaba cerca.

1 comentario:

Mariposa Amarilla dijo...

Fotos, fotos, fotos!!!!
Saludos!